El poemario en versión digital

GIRAPOEMA en formato de revista digital gracias a Dennis Mariella.

CAMANCHACA

Sobre la llama
cortas al viento despeinando sueños
en el beso altiplánico.
Boca de camanchaca
y labios de arena en la noche del Valle.
Te cabalgo desnudo
para que vean los ¿conquistadores?
como te entregas
al furor de las etnias.

Para Pamela,-compartiendo el misterio de las fatas morganas.

El remolino rompe en alguna plaza de La Paz y se empina
sobre todas las agujas de las iglesias olvidadas
los santuarios de lana y las estatuas de maíz.
Sobre los ancestrales estadios del floreo.
Cometa de gas y de petróleo
de nieve y soledad
el remolino desciende hasta las aguas titicacas
para enredar su sed.
Parece un hongo nagazáquico
volando el Altiplano
un extraño platillo volador
buscando el ovnipuerto de las Líneas de Nazca.
Detrás de las cumbres
el espejismo es señor de las distancias
y una naranja de luna se lanza hacia Occidente.
El tornado planea a ras de la ciudad.
Frota los tejados
se moja en los oasis
casi se intoxica con el polvo rojo
y se muere de sol en el parque central.
La gente solo ve el desorden de hojas las veredas barridas
y un concierto infrecuente de perros callejeros.
La gente que vive a cielo abierto en su infierno cerrado
no desacostumbra sus vivencias
y piensa en el invierno que amanece.
Otra vez el remolino se levanta de su lecho de polvo
colimando el hogar de la niña que crece
entre las pesadillas que le llevan al sur.
Cuando los moradores de Chuquicamata regresan al asfalto
apenas alcanzan con la nube elevada
y su estela morena.
Entonces
un concierto de llamas y de alpacas
de abejas y guanacos
entona un himno medio réquiem
sobre los coros citadinos.
Los empresarios destraban sus ventanas.
Las gerencias bilingües hacen un minuto de silencio
El segundo turno se burla del grisú.
La familia otea el infinito en espera de su Dios
de papa y de metal.
La ciudad es una voz Todo
entonando el cántico marcial de quién se va
A beber en las impuras aguas
del eclecticismo forzado.
Arriba no hay otra cosa que los tacones limpios de la niña
pataleando en la playa vacía.
Abajo es un plañido.
La hija del Gobernador que ha de volver
con ropa occidental adornada de plumas
gótica y barroca
tremendamente étnica sonora y transparente como los cristales de cobre
al fondo de la tarde.
Bajo el remolino
cortas mi carne acomodando despertares
en el beso metropolitano.
Boca de smog atemperado
y labios de macadán en la noche del Centro.
No te cabalgo desnudo ni te monto enropado
no galopo tus crines ni muerdo tus ijares.
Pero debería hacerlo
para que vean los conquistadores
como te entregas al furor de las etnias.

Luis Eme González - Chile

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